La luz se comienza a filtrar por la red de la tienda. Sé que está amaneciendo, pero no me quiero ni mover para no despertar a la pequeña. Me vuelvo a dormir y no pasa mucho hasta que siento que me miran fijamente.
Abro lo ojos y ella me dice: “Eres mi estrella mágica” con una sonrisa.. ¿De verdad? Yo he sido mas o menos buena casi siempre, pero ¿tanto así me toca? Un día que comienza así no puede ser malo.
Le alcanzo un tetra de leche achocolatada y me quedo disfrutando la vista en posición horizontal por un rato. Luego le informo que tenemos que recoger todo para volver a casa y la noticia no le cae nada bien.
“Calma, aun no nos vamos a casa, solo nos vamos del camping”.. No, no funciona. ¡Una idea! Busco su libreta y hago una lista de cosas que tenemos que encontrar paseando por la montaña. Un éxito. Comenzamos a recoger.
Nos despedimos del camping y comenzamos nuestro paseo.
Castanheira y las Pedras Parideiras
Nuestra primera parada fue en un lugar muy especial, la aldea de Castanheira. Donde ocurre un fenómeno del que solo se tienen noticias de que suceda aquí y poquísimas otras partes del mundo.
Se trata de unas piedras que “paren”. De allí el nombre de Pedras Parideiras.
De una roca madre de granito, brotan nódulos que pueden llegar a medir alrededor de 15 centímetros. La capa externa de “los hijos” está compuesta por biotita y cuarzo y la interna por un núcleo de feldespato potásico.
Los nódulos se sueltan de la roca madre por los efectos de la erosión.
Pero más allá de explicaciones científicas, están las tradiciones y creencias de la región. Los habitantes de las aldeas cercanas consideran a las Pedras Parideiras un símbolo mágico de fertilidad.
Hay un centro de interpretación donde se muestra por 2€ un video sobre el fenómeno. También hay una caminería que te lleva sobre la “piedra madre” para observar el fenómeno. Lo segundo es gratuito.
Continuamos nuestro recorrido y nos dirigimos en dirección al punto más alto de la sierra, el pico de São Pedro Velho. Por el camino encontramos dos paradas interesantes.
Monumento Megalítico Portela da Anta
Las antas, señalan antiguos lugares de sepultura, y este en particular se destaca de los del resto de la península por sus dimensiones.
Pueden ver más explicaciones en este post (en portugués).
Lo cierto es que al no saber realmente la importancia histórica y el significado del lugar (por falta de un guía) nosotros nos concentramos más en el riachuelo, los renacuajos que fascinaron a Mími y la vista, que me enamoró a mi.
Todos estos lugares puedes recorrerlos a pie, por “percursos pedrestres” o rutas que están señaladas por toda la zona.
Si vas con niños pequeños, hay carreteras para ir de un sitio al otro en carro. Fue lo que nosotros hicimos esta vez y la experiencia no deja de ser encantadora.
Piedras Boroas
Unos metros más adelante, otra parada, para ver las Piedras Boroas. Otro de los geossítios del Geoparque de Arouca.
Las piedras “Boroas”, “Broas” o “Boroas de Junqueiro”, son dos bloques de granito con fisuras poligonales que se asemejan a la corteza del pan de maíz portugués que lleva el mismo nombre. (Delicioso por cierto).
La vista de esta parada fue la que más me cautivó.
A donde quiera que mires, hay un detalle precioso, contrastes, rincones para sentarse a merendar, un pequeño riachuelo donde refrescarse, animales, tesoros..
Albergaria da Serra
Continuamos la carretera, pasamos a pocos metros del pico de São Pedro Velho y nos encontramos con la aldea de Albergaria da Serra, que fue una sorpresa, porque no esperaba que fuera tan antigua, con casas de piedra y algunos techos de pizarra (xisto).
No nos bajamos, así que las pocas imágenes que tengo fueron “mal tomadas” desde el carro.
A unos pocos metros de la aldea está su playa fluvial, la misma que visitamos el día anterior. Allí sí nos bajamos, nos refrescamos en el río y volvimos contentos a casa.
Nos faltó en esta visita ir a ver los trilobites. En el Centro de Interpretación Geológica de Canelas, también aquí en Arouca, se conserva una maravillosa colección de fósiles de trilobites, así que tenemos que volver. Esta vez será en invierno 🙂