Después de habernos mudado de Lisboa, finalmente volvemos de visita.
Fue una visita agri-dulce. Amamos esta ciudad, y es un poco raro estar por aquí, ir a nuestro parque, a nuestro café, y no dejar que el cuerpo se vaya solo a nuestra antigua casa.

Cuando vives en una ciudad, te acostumbras a lo que te rodea. Luego te mudas, la extrañas, la visitas, y re-descubres lo hermoso de sus plazas y edificios, en esta visita, me enamoró particularmente la estación de Rossio..

Dormimos en un hostal que costó 15€ la noche, y no fue nada como lo esperaba. Estaba impecable, la habitación era espaciosa y no hubo nada de ruido. Lo recomiendo: Pensao Elegante.
Antes de partir, había algo que extrañaba mucho:

Una pizza de pesto de la Pizzería Casanova.
Adiós Lisboa amada, hasta la próxima!
Puedes ver las cosas más importantes que ver en Lisboa en nuestra guía.